EL AZUL QUE YA NO EXISTE...
Hace algunos días me abordo mi hermana menor buscando que le ayudara a dar forma a un cuento que debía presentar como tarea. Me sorprendió su contenido y quiero publicarlo para que puedan compartirlo (Si les parece bien) con sus hijos o familiares más pequeños.
Cuento: El azul que ya no existe…
Cuando era mucho más pequeño, mi abuelo el búho mayor, solía contarme historias sobre un mundo azul. Recuerdo con mucha claridad aquellas narraciones que él usaba para hacerme dormir, logrando formar imágenes en mi mente, imágenes, que me acompañaban durante todas las noches en mis sueños. Mi abuelo decía que cuando él era joven podía volar y ver el color azul por todos lados, si miraba hacia arriba observaba un cielo azul claro, que en la noche, cuando oscurecía, se convertía en un azul oscuro mágico, pero en ese tiempo no solo el cielo era azul; cuando miraba hacia abajo lograba ver grandes ríos, lagos y mares que tomaban diferentes tonos de azul, unos se veían azul verdoso, otros eran de un azul tan claro que ser tornaban casi transparentes y habían otros que al combinarse con las olas tomaban un color azul mesclado con blanco que en palabras de mi abuelo “Era la mejor combinación de colores que Dios pudo crear”. Yo solía pasar horas y horas tratando de imaginar esos colores para construir en mis sueños aquella mescla divina de azul con tonos blancos. Estas historias me acompañaron durante mucho tiempo de mi niñez, motivándome para aprender a volar y de esta manera poder ver con mis propios ojos todos aquellos tonos tan variados de mi color favorito. Así fue como comencé con mis intentos de vuelo, siempre con mi mente fija en el claro objetivo que tenia (VER EL AZUL DEL MUNDO), después de varios golpes contra el suelo, de saltar de cabeza, de lado, incluso de espaldas, buscando una posición que entrara en armonía con el viento y luego de muchos saltos desde nuestro hermoso árbol, comencé a controlar rítmicamente mis alas logrando demorar cada vez mas mi tiempo de caída hasta que por fin logre sostenerme en el aire, ¡un sentimiento que jamás olvidare!, era como nadar sobre el viento. Solo me tomo 12 días, puedes creer eso…solo 12 días para controlar el vuelo. ¡Ahora sí!, tengo la capacidad necesaria para dirigirme al horizonte que tanto ilustro mi abuelo y que día tras día pintaba con mi imaginación, así que, tome impulso, respire profundo, y di aquel salto que cambiaria mi vida. Que grande fue mi sorpresa cuando volando en búsqueda de aquellos hermosos azules mire hacia arriba y tratando de encontrar este hermoso tono que oscurece en la noche, solo logre ver un color gris en el cielo, las nubes llenaban completamente el panorama, pero no eran nubes como las que mi abuelo me describía (blancas, cálidas y puras como las motas del algodón mas suave). Por el contrario eran nubes grises que no permitían mirar mas allá de unos cuantos kilómetros y que daban un aspecto triste al paisaje. Sin importarme esto continué desplazándome y dirigí mi mirada hacia abajo, en busca de aquellos azules verdosos y tonos transparentes que mi abuelo describía con total admiración y nostalgia , pero, solo lograba definir tonos café… La tierra, los arboles y las demás plantas eran todas de color café, los ríos y lagos eran de color café claro, algo así como colores crema combinados, mi última esperanza era el mar, así que volé, volé, volé y volé impulsándome con la clara imagen construida en mi mente de aquel azul combinado con blanco que formaban las bellas olas del mar, sin embargo, el mar era solo un gran basurero lleno de extraños objetos de todas las formas y materiales. ¡PERO POR SUPUESTO!. Mi abuelo tenía 200 años y las historias que me contaba fácilmente eran de 150 o más años atrás. En ese tiempo habitaba aquella especie animal que tanto daño hizo a todas las demás especies y a nuestra madre la tierra. Los llamados humanos se encargaron de destruir todo a su paso, la naturaleza, muchos animales, incluso nuestra especie estuvo en varias ocasiones cerca de desaparecer; y luego los humanos simplemente se extinguieron por su propia mano. Ellos se encargaron de cambiar el color de todo lo que existe, mi abuelo los llamaba los pintores grises por que según él a todo le quitaban el color y la vida.
Hoy en día es imposible ver esos tonos de mi color favorito e incluso miles de animales son solo parte de otras bellas narraciones.... Es por esta razón nieto mío que me gusta contarte las historias que me contaba mi abuelo cuando aún vivía, cuentos que también conoció tu padre y que espero, tu le contaras a tus hijos y nietos.